Mientras el cineasta Doug Block charlaba en una cafetería sobre su documental «112 Weddings» (112 bodas), una extraña lo interrumpió para hablarle, en gran medida, sobre el estado de su matrimonio.
Ni siquiera estaba al tanto de su filme, que se estrena el lunes por HBO. La conversación que escuchó a hurtadillas la había cautivado. Ahora que Doug Block recibe más publicidad por «112 Weddings», en la que vuelve a visitar a parejas cuyos videos de bodas grabó para preguntarles cómo les ha ido, mejor será que se acostumbre a tales interacciones.
El realizador radicado en Nueva York ha hecho videos de bodas para ganar dinero extra, y desde el principio tuvo la sensación de que había un filme ahí. Se aseguró de retener la propiedad del material, aunque no lo usa sin el permiso de las parejas que lo contrataron.
«Me encantó la idea de empezar una película donde la mayoría de las películas de Hollywood terminan, que es con la novia caminando al altar», dijo Block, quien ya había hurgado antes en temas personales para su trabajo: hizo una película sobre el matrimonio de sus padres y otra sobre el síndrome del nido vacío cuando su hija se fue a la universidad (ahora, a los 24 años, está de vuelta en casa).
Supo que era el momento preciso cuando llamó a Janice y Alexander Caillet de Newton, Massachusetts, quienes habían hablado ampliamente sobre por qué no necesitaban la sanción oficial de un matrimonio cuando Block filmó su «ceremonia de compromiso». Trece años después, se estaban casando.
Janice y Alexander creyeron por muchos años que su palabra era un compromiso suficientemente fuerte. Una vez que tuvieron hijos, las ventajas legales se hicieron evidentes. «Quisimos asegurarnos de que nada nos separaría», dijo Janice. «No necesitábamos nada para permanecer juntos».
Algunos de los matrimonios terminaron en divorcio. Una pareja se ha tenido que esforzar para cuidar de un hijo enfermo, mientras otra ha atravesado la depresión de la esposa. Las presiones de los hijos y el trabajo pasan factura y las relaciones decaen o fluyen. Doug Block se enfoca en 10 parejas, incluida la No. 112, mientras se preparan para su boda.
Cuando llamó a la pareja de su primer video de bodas, Sue Odierna de Mamaroneck, Nueva York, había presentado el día antes una solicitud de divorcio. Las imágenes de la boda parecían augurar problemas: Sue lucía mucho más entusiasmada que Steve, quien con el tiempo se distanció y se consiguió a otra. Cuantas más bodas grababa, empero, Block dijo que menos podía pronosticar qué parejas perdurarían.
La mayoría de las parejas fueron filmadas hablando de sus matrimonios, de por sí una dinámica interesante. Block trató de no aprovecharse de la intimidad involucrada. Cuando le preguntó a una pareja qué diría ahora si reescribiera sus votos matrimoniales, hubo una pausa de 22 segundos antes que la mujer dijera, «próxima pregunta». Esta toma la dejó fuera; usarla habría sido un ardid barato.
De manera interesante, le preguntó a todas las parejas si sentían que se habían casado con sus almas gemelas: ninguna dijo que sí. Algunas bromearon diciendo que era un concepto bonito. Claramente, los días de ingenuidad quedaron en el pasado.
«El filme recalca que el matrimonio es difícil, que toma trabajo», dijo Doug Block. «La gente lo ve como algo negativo, como algo malo. Pero no lo es».
«La vida te golpea», continuó. «La gente envejece y muere. Los hijos nacen, crecen y se van. Uno enfrenta despidos y éxitos. Hay todo tipo de retos que enfrentar juntos, y el modo en que uno lidia con ellos como pareja determina si lo logrará o no. La idea de que el camino es fácil es ridícula».
Los Caillet creen que «112 Weddings» debería ser material obligatorio para parejas que están por casarse.
«Es un llamado de atención bastante aleccionador«, dijo Alexander Caillet. «Uno está tan fascinado con el noviazgo, pero de verdad que es un compromiso».
Trabajo duro, retos, compromiso. Todo suena demasiado serio para algunos jóvenes enamorados.
La película en última instancia celebra el matrimonio y el paso del tiempo. Y renovó la apreciación de Block por quien ha sido su esposa durante 28 años.
«Soy un tipo afortunado», dijo.
AP