El mercado hispano es en muchos sentidos aún hoy una gran incógnita que la industria de Hollywood se afana en despejar para acceder a los bolsillos del público latino, un buen aficionado al cine cuya diversidad hace que sea muy difícil de encasillar.
Las estadísticas de la Asociación de Productores Cinematográficos de EE.UU. (MPAA) confirman cada año una tendencia bien conocida por los estudios, que a los hispanos les gusta ir al cine en familia, y mucho. Tanto es así que, en proporción a su tamaño demográfico, son los espectadores más leales.
En 2013, los latinos representaron el 32 % del público habitual de Hollywood en EE.UU., cuyo principal grupo de audiencia es el caucásico (49 %), si bien los hispanos son solo el 17 % de la población del país, frente al 63 % de los blancos.
La comunidad afroamericana, un 12 % del censo, aporta igualmente un 12 % del total de aficionados fieles.
Esa indiscutible relevancia estadística es lo que se ha venido a calificar como mercado hispano, algo que en sí mismo es una generalización para denominar a un conjunto de personas que tienen en común unas raíces latinas de orígenes y tradiciones dispares.
«No es ni un gran mercado, ni muchos mercados pequeños«, dijo a Efe el vicepresidente de Mercados Objetivos de Warner Bros. Pictures., Rick Ramírez, de ascendencia mexicana, quien constató que no «existe una fórmula» de promoción que funcione siempre para atraer al público latino a ver una película.
Los estudios, grandes y pequeños, abordan esta problemática caso por caso, pues cada filme es un desafío diferente al anterior.
«Un puertorriqueño de Nueva York es completamente diferente de un mexicano de Los ngeles. Lo que unifica el mercado son varios puntos comunes como el idioma, la comida, intereses como los deportes, la religión…«, apuntó Fabián Castro, vicepresidente de Marketing Multicultural de Universal Pictures, de padres ecuatorianos.
Ramírez y Castro ocupan unos de los pocos puestos ejecutivos en los grandes estudios de Hollywood creados para orquestar las millonarias campañas que tratarán de convencer al público hispano para que vaya a ver sus películas, y no las de sus competidores.
Castro abogó por ser imaginativo y trabajar de forma intensa con las grandes cadenas de televisión en español, Univision y Telemundo, para despertar interés en las películas.
El español es un factor más a tener en cuenta y ayuda si el elenco del filme es biling e, aunque no es trascendental.
Que actores anglófonos como Vin Diesel y Tom Hanks se paseen por los programas nacionales de televisión en español «es una táctica particularmente efectiva», explicó Castro.
«Tienes a grandes estrellas de Hollywood infiltrándose en un dominio esencial hispano«, comentó.
En ese sentido, Ramírez insistió en que el latino «no se pone su sombrero de hispano» cuando va al cine y solo se interesa en «algo porque haya talento hispano», y citó franquicias como «El Hobbit«, que congrega a mucho público latino, como un ejemplo.
El género fantástico, las grandes superproducciones, la acción y el terror suelen enganchar a la comunidad hispana, menos proclive al drama y a la comedia hechas en Hollywood.
Precisamente, ése es el tipo de películas que están en el punto de mira de Pantelion Films, la compañía de Televisa y Lionsgate creada ad hoc para distribuir cine hispano.
Esa empresa estuvo detrás del éxito de «No se aceptan devoluciones«, comedia en inglés y español que en 2013 recaudó cerca de 45 millones de dólares (35.2 millones de euros) en EE.UU., una taquilla récord para un filme dirigido a hispanos.
«Creemos que un 95 % de los casi 45 millones provino de público latino«, dijo el jefe de operaciones de Pantelion Films, Edward Allen, que describió ese fenómeno como un hecho aislado que puso una cifra orientativa al tamaño del mercado hispano.
Para Ramírez, «el cielo es el límite«, mientras que en Universal prefieren evitar especulaciones.
Cierto es que los grandes estudios no se dedican a producir películas hispanas, un área que explora Pantelion con la idea de desarrollar un nicho de mercado similar al del cine dirigido, producido e interpretado por afroamericanos.
Las películas de Tyler Perry y Kevin Hart superan con holgura los 50 millones de dólares (39.1 millones de euros) en taquilla y, en ocasiones, los 100 millones (78.3 millones de euros), gracias al entusiasmo de la audiencia afroamericana que, no obstante, es mucho más pequeña y menos aficionada al cine que la hispana, aunque también más homogénea.
La segunda película más exitosa de Pantelion hasta la fecha ha sido «Cantinflas«, que hizo 6 millones de dólares (4.7 millones de euros) en taquilla en EE.UU.
Allen manifestó que están aprendiendo cómo funciona el mercado hispano sobre la marcha, mediante «ensayo y error«, y ve mucho terreno para crecer.
A esta ecuación, habría que sumar el florecimiento de películas afroamericanas con parte de elenco latino, como las recientes «Addicted» y «Ride Along», con William Levy y John Leguizamo respectivamente como secundarios destacados.
«Un 30 % del público (de Ride Along) en su fin de semana de estreno fue hispano. Eso resulta impresionante», agregó Castro.
EFE