Steven Spielberg no planea hacer más películas sobre el Holocausto. El laureado director le deja esta labor a la Fundación Shoá.
Tras realizar «La lista de Schindler», Spielberg tornó su lente a los verdaderos sobrevivientes del genocidio judío durante la Segunda Guerra a través de su fundación, que desde entonces ha filmado casi 52,000 testimonios alrededor del mundo. Ahora, en el 20 aniversario de la organización, expande su misión para incluir entrevistas con sobrevivientes de otros genocidios, incluidos los de Armenia, Camboya y Ruanda.
Spielberg se inspiró a crear la fundación tras conocer a muchos sobrevivientes del Holocausto mientras realizaba «La lista de Schindler», que narra la historia de un empresario alemán que usó sus relaciones con los nazis para rescatar a 1,100 judíos del Holocausto. El gran legado del filme no son sus siete premios Oscar, los 300 millones de dólares que recaudó en la taquilla mundial ni su mensaje humanitario, dice el cineasta de 67 años. Su legado es el trabajo constante de la Fundación Shoá.
«Literalmente se me ocurrió mientras conducía a mi casa en Cracovia tras un día de rodaje de la película, que si ‘La lista de Schindler’ tenía éxito alguno, el éxito no sería monetario ni comercial, el éxito sería que me abriría la puerta para comenzar a recaudar tantos testimonios como fuera humanamente posible», dijo Spielberg el lunes en una entrevista telefónica en nombre de la organización, hoy conocida como la Fundación Shoá de la Universidad del Sur de California _ Instituto para la Historia y Educación Visual. También escribió la introducción de un libro que conmemora su 20o aniversario, «Testimony: The Legacy of Schindler’s List and the USC Shoah Foundation», que se publicará la próxima semana.
Steven Spielberg, que irritó a la industria del cine el año pasado cuando pronosticó «una implosión» del sistema de los estudios de Hollywood generada por los fracasos de las megaproducciones, se negó a comentar sobre esto. Pero, ¿invertiría un estudio de cine hoy en un filme como «La lista de Schindler»?
«Tengo mi propio estudio, así que tendría que pagar yo mismo», dijo. «Así fue como se hizo ‘Lincoln’».
Sin embargo, su constante inversión en la Fundación Shoá sería la más importante para el realizador.
«Estoy muy orgulloso de este legado», expresó. «No lo cambiaría por nada en el mundo».
Pese a sus múltiples proyectos, Spielberg se mantiene cercano a la organización: «Básicamente soy como un médico de guardia. Lo tengo todo menos el buscapersonas en el cinturón. Cuando me necesitan, ahí estoy».
Cuando creó la fundación en 1994, sólo quería recolectar testimonios de sobrevivientes para ayudar a silenciar a quienes saltaran a denegar el Holocausto mientras realizaba «La lista de Schindler». Nunca pensó que conseguiría casi 51.413 declaraciones en 34 idiomas de 58 países.
«Steven Spielberg es la única persona que conozco que tuvo tanto la integridad como la visión para hacerlo», dijo el director ejecutivo de la Fundación Shoá, Stephen D. Smith.
Mientras crecía la colección, la fundación incorporó educación y participación. El vasto archivo digital incluye búsquedas por nombre, fecha, lugar y palabra clave. Spielberg también visita escuelas para hablar de los testimonios de los sobrevivientes, aunque admite que los estudiantes adolescentes al principio están más interesados en hablar de «E.T.» e «Indiana Jones».
«Primero quieren hablar de las películas, y tenemos conversaciones realmente gratas sobre las películas, y entonces pasamos directamente a esto», dijo Spielberg.
«Creo que si pones ‘E.T.’ en un monitor, y no la han visto desde que eran niños, y pones en el mismo monitor el testimonio de un sobreviviente húngaro, el joven verá el testimonio y no verá ‘E.T.’», continuó. «Porque creo que el testimonio es relevante y análogo hoy, aun en las vidas de los jóvenes que están en sus casas o en el patio de la escuela. Los afecta personalmente».
Esa respuesta, dijo, le da esperanza.
«Volví a creer que en estas nuevas generaciones, con sus valores medulares, todos comienzan siendo buenas personas», dijo. «(Los testimonios) nos llegan y despiertan la decencia que todos llevamos por dentro. La decencia, la compasión y la proactividad de querer hacer del mundo un lugar mejor. No sólo en los jóvenes, en todo el mundo».
AP