Ben Falcone y Melissa McCarthy han sido pareja en el amor y la comedia desde que eran aspirantes a humoristas en la escuela de improvisación de Los Ángeles The Groundlings.
Su antigua sociedad alcanzará un clímax profesional el viernes con el estreno de «Tammy», una comedia que escribieron juntos y que McCarthy protagoniza y Falcone dirige.
McCarthy y Falcone, casados desde 2005 y padres de dos hijas, son increíblemente dulces el uno con el otro en la vida real: se hacen eco con facilidad, se elogian mutuamente… es una armonía marital difícil de percibir en sus películas.
Falcone fue el agente federal secreto en la cinta que lanzó a la fama a McCarthy, «La boda de mi mejor amiga», e interpretó a su inseguro examante en «Chicas armadas y peligrosas». En «Tammy», ella le lanza insultos, y paquetes de salsa de tomate, luego que Falcone, quien hace de su jefe, la despide de un restaurante de comida rápida.
«Tammy» nació cuando Falcone se despertó una mañana atontado por un sueño en el que vio a McCarthy y su abuela alcohólica (interpretada en el filme por Susan Sarandon) embarcándose en un viaje en auto lejos de su pueblo en Illinois. Luego de seis años de trabajo (y alentado por el ahora considerable atractivo de McCarthy en la taquilla estadounidense), su pequeña comedia personal se estrena en plena temporada de éxitos de verano.
AP: Melissa, fuiste a la universidad en la ciudad natal de Ben, Carbondale, Illinois. ¿Llegaron a conocerse allá?
Falcone: Yo sabía quién era ella. Pasó por una fase gótica.
McCarthy: Yo no lo sabía, pero él dice que ambos íbamos a las mismas fiestas, cosa que encuentro súper rara. No fue sino hasta 10 años después que nos conocimos.
Falcone: Después de un año como amigos, comenzamos a juntar las piezas. Ella usaba el pelo azul y maquillaje de payaso.
McCarthy: Prefiero decir blanco kabuki. «Payaso» tiene una connotación un tanto negativa.
AP: ¿Tuvieron crianzas similares?
Falcone: Ella probablemente era más popular que yo.
McCarthy: No sé…
Falcone: Definitivamente lo creo. No es que yo no fuera popular. (McCarthy comienza a reírse a carcajadas. Ben se mete en su personaje). «¡Oye, oye! Yo era súper popular!».
AP: ¿Entonces se conocieron más adelante en Los Ángeles?
McCarthy: Nos conocimos en una clase de Groundlings. De inmediato nos pusimos a improvisar juntos y gravitamos el uno hacia el otro, en términos de escritura. El primer día, todos estábamos haciendo los peores personajes, los menos realistas. Y Ben se paró e interpretó a este raro preso que se queda sentado tranquilo en una silla. Me pareció de lo más gracioso. Pensé: qué tipo tan espeluznante.
AP: Ben, ¿recuerdas la primera vez que vista a Melissa actuando?
Falcone: Fue en esa clase. … Su personaje seguía yendo a la misma (tienda) Kinko’s y hablando con un tipo llamado Todd. Dijo ese nombre como cuarenta mil millones de veces: «Epa Todd. ¿Cómo estás Todd? De cualquier modo, Todd, sólo necesito un par más de fotocopias». Y era obvio que no estaba ahí para unas fotocopias; estaba ahí para hablar con Todd. Fue súper gracioso, un personaje genial, exagerado y divertido.
AP: ¿Creaban personajes volátiles desde el comienzo?
McCarthy: Me encanta tener un personaje que cree firmemente en su punto de vista, sea cual sea. No siempre tiene que ser agresivo, puede ser una persona realmente tímida.
Falcone: Ella saca algo de todo el mundo. Trocitos y pedacitos y entonces los mete en su interior. De personas con las que creció, de parientes.
McCarthy: Lo divertido es que, si puedes justificarlo, puede tener sentido. Siempre pienso que en la vida real, la gente hace muchas cosas raras.
AP: En «Tammy» le tiras empaques de salsa de tomate a tu esposo en la vida real.
Falcone: Fue idea de ella.
McCarthy: Tú gritabas, «¡Mis ojos!» por esas esquinas, lo que quizás avivó el fuego en mí. Es terrible, porque en la vida real yo jamás haría algo así. Si algo le duele, digo, «Ay Dios mío».
Falcone: En primer lugar, espero que nunca me tires paquetes de salsa de tomate.
AP: Dado su éxito juntos, deben estar pasando por un buen momento.
McCarthy: Lo hicimos de gratis por 20 años, con pelucas más baratas, y hubiésemos seguido haciéndolo. Si la oportunidad que tenemos ahora no se hubiera presentado, creo que todavía estaríamos en The Groundlings hacienda lo mismo: creando disfraces y escenarios alocados que podrían o no funcionar.
AP