El Festival Nocturna de Cine Fantástico de Madrid rindió homenaje al autor de «La masacre de Texas» (1974), una de las películas más influyentes del terror moderno y que, según cuenta a Efe su autor, Tobe Hooper (Austin, Texas, 1943), fue concebida un aciago día de compras navideñas en un centro comercial.
«Quería salir de ahí como fuera. Había cientos de personas. Yo estaba en la sección de hardware y justo había una fila de sierras mecánicas en venta. Entonces pensé qué ocurriría si cogía una, la encendía y atravesaba toda esa multitud con ella«, recuerda.
«Obviamente, no lo hice, pero me subí al coche y, mientras conducía, empezó a surgir la historia en mi cabeza«, añade. La conocida historia es la de cinco amigos que viajan al campo a visitar la tumba del abuelo de dos de ellos, cuando se topan con el sádico asesino Leatherface y su familia caníbal.
Tanto por su argumento como por la simbología -la motosierra, la máscara humana de su protagonista-, y esa apariencia medio documental, consecuencia de un ajustado presupuesto, la película dejó una profunda huella en la evolución del género, desde la saga de Freddy Krueger a la de «Blair Witch Project» e incluso «Alien«.
«Puede sonar arrogante, pero la verdad es que sí sabía que estaba haciendo una gran película. Llegaba al set cada mañana y decía, chicos, hagamos historia. Quizá no imaginaba hasta qué punto lo haría«, señala Hooper.
La clave de su vigencia, para este realizador tejano que también pilotó el rodaje de «Poltergeist» (1982) y, con menos éxito, «La masacre de Texas» (1986), estriba en que, «más que un filme de horror, es una película sobre gente real, con problemas reales, que tienen la desgracia de topar con una familia disfuncional«.
«La he visto recientemente con público que no la había visto antes y, a juzgar por las reacciones, creo que ahora funciona incluso mejor«, defiende.
Algo, sin duda, habrá ayudado la restauración realizada y estrenada hace unos días en el Festival de Cannes, donde fue recibida con una ovación de quince minutos, según cuenta Tobe Hooper con emoción. Esa misma versión es la que ha traído el Festival Nocturna, que le entregó el Premio Maestro del Fantástico.
«Siempre se pensó que es una película muy sangrienta, pero realmente no lo es. Casi todo ocurre en la mente, así es como la concebí«, asegura Hooper. Hay que matizar que no lo vio de esta manera la censura en países como Inglaterra, donde estuvo prohibida su difusión durante más de dos décadas.
Sorprende escuchar a Tobe Hooper, autor también de otros títulos de culto como «La casa de los horrores» (1981), «Lifeforce» (1985) o «Invasores de Marte» (1986), mencionar sus principales influencias, desde «Ciudadano Kane«, de Orson Welles, a «The haunting» de Robert Wise, o «La dolce vita» de Fellini.
La clave, para él, es no hacer películas para un público de terror sino para un espectador que conecte con los personajes. «Dicho esto -añade-, claro que existe un cierto público al que le gusta saltar de sus asientos en el cine y pasar miedo«.
Sobre su otro gran hito, «Poltergeist», los organizadores advierten a los periodistas antes de las entrevistas de que no se le pregunte sobre la manida polémica en torno a quién dirigió realmente aquella historia de espíritus y fenómenos paranormales: si él, como consta en los créditos, o el guionista, Steven Spielberg.
Un embrollo que él ha desmentido hasta la saciedad -Spielberg le relevó en una secuencia y punto- y que, al parecer, surgió por un artículo periodístico.
Aun así, la controversia le sigue persiguiendo 40 años después, como una faceta más de esa supuesta «maldición» arrojada sobre el rodaje: cuatro de sus actores, incluidos la famosa niña de «Ya están aquí», Heather ORourke, fallecieron de forma traumática y prematura.
«Durante mucho tiempo negué que hubiese una maldición, pero ahora no lo sé, quizá sí exista«, apunta.
«Cuando juegas con lo sobrenatural, es como una danza de guerra india, en la que das vueltas creando algo que es de otro mundo, de otra dimensión. Posiblemente, algún tipo de entidad salió de ahí y penetró en la vida de la gente«, concluye.
EFE