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Jake Gyllenhaal sale al acecho en ‘Nightcrawler’


Dan Gilroy, escritor y director del filme noir «Nightcrawler», sabía que su astro, Jake Gyllenhaal, había entrado en una faceta aventurera como actor. Pero no anticipaba la súbita aparición de una cola para el cabello.
«Un día me dice, ‘¿Me puedo recoger el pelo en un moño?’», recuerda Gilroy. «Y lo mire y me dije, ‘Dios mío, se está recogiendo el cabello en un moño».

En «Nightcrawler», que se estrena el viernes, Jake Gyllenhaal da vida a Lou Bloom, una de las criaturas más fascinantes del cine en años recientes. Es un vagabundo de Los Ángeles, mas no una persona sin dirección. Pasa los días en internet, absorbiendo el lingo corporativo motivacional de Estados Unidos, y por las noches sale a rebuscar comida en el valle.

Los coyotes fueron una inspiración. Con gran curiosidad y una ambición feroz, Lou descubre el sórdido negocio de la viodeografía indpendiente para noticieros de TV locales, grabando asesinatos, incendios y accidentes fatales.

El moño es sólo un detalle que hace más espeluznante al peculiar personaje, pero también es uno revelador. Es un ejemplo de las ganas de Gyllenhaal de experimentar y de su recién descubierta seguridad como actor.

«Una gran parte de mí dejó de tomarse las cosas tan en serio», dijo Gyllenhaal. «Parte de mí decía, (olfatea) ‘Esto huele bien. Hagámoslo»’.

«Nightcrawler», un retrato oscuramente cómico y fascinantemente inquietante de nuestro apetito universal por la tragedia sensacionalista, marca un punto álgido en la maduración de Gyllenhaal. Hace unos años, cuando recién cumplía los 30 y acababa de salir de algunas películas lamentables como la cinta de gran presupuesto «Prince of Persia», el astro de «Donnie Darko» decidió volver a confiar en sus instintos.

«No me costó mucho decir: debo seguir de nuevo mis instintos, debo empezar a leer y buscar algo que me inspire», dijo.

«Y no sólo en el trabajo, sino en la vida en general. Como resultado de eso hubo muchos cambios: me mudé de Los Ángeles a Nueva York, pasé mucho tiempo con mi familia, más que el que jamás había pasado. Hice muchos cambios a mi vida».

En una entrevista poco después de la premiere de «Nightcrawler» en el Festival de Cine de Toronto, Gyllenhaal rebosó paz y sinceridad.

En parte, dijo, se debe a que se siente más como él mismo. A los 33 años, Gyllenhaal ve a muchos de los directores con los que trabaja (Denis Villenueva de «Prisoners», Antoine Fuqua de «Southpaw» y Baltasar Kormakur «Everest») no de un modo paternal, sino como «hermanos del cine».

«Fue liberador», expresó del cambio.

AP