El cineasta mexicano Jorge Pérez Solano presentó hoy en el festival de Karlovy Vary su película, «La Tirisia«, un tierno alegato contra el abandono y el machismo que compite por el Globo de Cristal en la sección principal del certamen checo.
La cinta del mexicano, que obtuvo una buena acogida entre los críticos y se pasará esta noche al gran público, es una denuncia de ciertos abusos crónicos que ve en su país.
«Veo la tirisia más bien como una enfermedad mágica, algo que no es depresión sino despanguazamiento, no tener energía«, dijo a Efe Pérez Solano sobre el título de la cinta.
Ese es el estado anímico que pesa sobre Cheba y Ángeles, las dos protagonistas, que han concebido a sendos hijos del mismo hombre y viven sin poder saborear la verdadera felicidad, ya que se ven acosadas por sus propios fantasmas.
«Cheba no puede ser feliz porque no debiera ser feliz, porque creces creyendo que no te mereces esa felicidad y hay que sufrir«, dijo Ariana Paz, la actriz que encarna a esa sufrida madre.
En su caso, por su relación adúltera con Silvestre y el temor de la llegada de su marido de EEUU, mientras que ngeles sufre por su obsesión con la pureza, reflejada a través de sus baños de sal, la única manera de encontrar paz consigo misma.
«En una analogía del machismo que acusamos en toda Latinoamérica«, aclara Pérez Solano.
Y añade: «El mundo necesita un cambio radical en la manera en que nos relacionamos socialmente, en cuestión de familia, de pareja de maternidad«.
Su cine ha tenido eco en los certámenes de Derechos Humanos e igualdad de género, y donde se examina la situación de familias que se quedan y no emigran, en busca de un futuro mejor, a EEUU.
En esa narración minimalista rodada en Oaxaca, la vida está enmarcada en medio de salinas y campos de cactus, donde el único elemento urbano es una aldea polvorienta despreciada por los políticos en la campaña electoral.
Un paisaje desolado que ha sorprendido a los propios actores por su pobreza y donde el cactus tiene también su simbología.
«Una representación fálica» que ejerce la opresión y una forma de representar al pueblo mexicano «abandonado por Dios, los políticos y las fuerzas del orden», según el autor de la obra.
La primera película de Solano, «El espiral«, tuvo un éxito relativo en la comunidad hispana de EEUU, mientras que en México apenas fue vista por 5.000 espectadores.
Su próximo trabajo, «La negrada«, también será de corte social y versará sobre los descendientes de africanos que viven en la Costa Chica de Oaxaca, una comunidad que Pérez Solano ve muy marginada.
EFE