Muchos antes que Salma Hayek y Kate del Castillo estuvo Lupe Vélez, una actriz mexicana que conquistó Hollywood y tuvo a sus pies a los hombres de su época, y cuya muerte fue tan impactante como su vida.
Dueña de un carácter indomable y una belleza imponente, Vélez fue toda una diva del cine, filmando más de 40 películas entre 1927 y 1944. Pero la fama y fortuna no siempre equivalen a felicidad, y la enigmática actriz terminó suicidándose a los 36 años, estando embarazada.
Su historia cautivó tanto a la autora Celia del Palacio, que ésta decidió escribir la biografía novelada «Hollywood era el cielo», editada por Suma de Letras y publicada el 1 de junio.
«Me sorprendió mucho que una persona como ella, que desde sus inicios mostró una gran pasión y un gran empuje por triunfar, fuera tan desconocida para las generaciones de jóvenes», dijo Del Palacio.
Al comenzar su carrera en los teatros de México, Vélez estaba sumida en la pobreza; pocos habrían podido imaginar que llegaría a ser una de las estrellas de las décadas de los 20 y los 30 con una mansión en Beverly Hills, contratos millonarios y perritos chihuahua acompañándola.
«Su éxito fue arrollador y fue muy conocida en todo el mundo en su época, y era adorada no solamente en Estados Unidos y en México, sino en Europa también y en otros países. El nombre de Lupe Vélez fue sinónimo de éxito en su momento», dijo la escritora, cuyas películas favoritas de Lupe Vélez son «La Zandunga» y «Girl from Mexico», de la serie «Mexican Spitfire».
Al igual que los actores que en la actualidad se quejan de los estereotipos de los latinos en el cine estadounidense, Vélez se molestaba con los guionistas y los directores por lo absurdo que llegaban a ser sus papeles.
«Le molestaba muchísimo que la catalogaran solamente como una mexicana que hablaba mal el inglés, cuando ella lo dominaba muy bien. Ella jugó con ese tipo de estereotipos para poder triunfar», dijo Del Palacio.
La autora propone que Vélez era en realidad la madre biológica de Juanita, la sobrina «que de pronto apareció en su vida» y por la que peleó con su propia hermana para adoptarla, hasta que lo consiguió.
«Esa es como mi hipótesis para explicar muchas de las cosas que Lupe hizo y muchas de las cosas que ocultó en su vida, porque a pesar de que la vida de Lupe está muy bien documentada… sí hay toda una parte oculta», dijo.
Como buena actriz Lupe Vélez usó más de una vez a la prensa, incluso para contar su vida.
«Me impacta lo que dijo, porque parecería que está haciendo su propia versión de la historia, su propio personaje y me impactó mucho comparar eso con la historia de lo que se sabe de ella, y que no siempre resultaba cierto», dijo. «Yo había querido creerle todo lo que había declarado en las entrevistas».
Se casó con el Tarzán Johnny Weismuller y tuvo tórridos romances con Gary Cooper y Arturo de Córdova, de quien se sospecha era el hijo que esperaba al momento de suicidarse con una sobredosis de secobarbital (seconal). Del Palacio propone que fue en realidad hijo de Cooper.
«Ella intentaba controlarse con estas pastillas que finalmente la llevaron a la muerte. Muchos autores han dicho que todo hubiera sido muy distinto si hubiera tomado a lo mejor litio o algún otro medicamento que pudiera controlar sus estados de ánimo», dijo.
«Tenemos que ponernos en los zapatos de la época, era un poco difícil controlar este tipo de cosas», agregó Del Palacio que considera que Vélez era posiblemente bipolar o maniaco depresiva. «Es una presión fuertísima, que yo creo que no nos podemos imaginar, el vivir una vida así de éxito, con la posibilidad de fracaso a cada paso».
Del Palacio ha publicado las novelas «Leona» y «Adictas a la insurgencia», sobre mujeres independentistas en México. Para ella Vélez vivió su lucha en otro campo de batalla.
«Yo creo que también es otro tipo de heroísmo que está mucho menos tomado en cuenta, que son todas estas mujeres que tuvieron que triunfar por encima de una serie de dificultades muy fuertes y que a base de fuerza de voluntad hicieron su carrera y fueron alcanzadas por la tragedia», dijo. «Creo que ese tipo de figuras no se han recuperado suficiente y no se han considerado en su justo valor».
AP