El cineasta estadounidense Michael Bay inmortalizó hoy sus huellas en el Teatro Chino de Hollywood, el mismo lugar donde, siendo niño, supo que quería convertirse en director tras ver «En busca del arca perdida», de Steven Spielberg.

«Mi abuelo siempre me dijo que nunca lograría dedicarme a esto y prefería que trabajara en la industria del lavado a la piedra. Eso ya no existe, así que tomé la decisión adecuada», dijo Bay entre risas.

EFE.

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