Cuando Michael Keaton conoció a Barack Obama poco antes de que éste se volviera presidente, el entonces senador le hizo una pregunta: «¿Por qué no haces más películas?».
Es un dilema que ha inquietado por años a cinéfilos y, al parecer, a jefes de estado. ¿Por qué el rotundamente adorado Keaton _ un frenético actor de comedia, intensamente avispado, un verdadero astro del cine _ se convirtió en una presencia tan poco frecuente en la gran pantalla?
Aun estando en la cumbre de su éxito en los 80 y 90, Michael Keaton era conocido por ser quisquilloso: usualmente hacía sólo una película al año y rechazó tantos éxitos (»Splash» y «JFK» entre ellos) como los que aceptó. Pero tras un puñado de fracasos a fines de los 90 y principios de los 2000, Keaton optó por desaparecerse.
«Sí rechacé muchas cosas. Pero muchas de las cosas que rechacé, tú también las hubieras rechazado», dijo Keaton, de 63 años, en una entrevista reciente. «Es que estaba aburrido … Quizás perdí el interés un tiempo, no lo sé».
La resucitación de Keaton, que comenzó con unos pocos papeles secundarios, alcanza un metacrescendo en la nueva película de Alejandro González Iñárritu «Birdman or The Unexpected Virtue of Ignorance», la cual inaugurará el viernes el Festival Internacional de Cine de Morelia.
En la cinta Michael Keaton encarna a un actor acabado de mediana edad, Riggan Thomson, que intenta montar una obra seria en Broadway basada en una historia de Raymond Carver cuando todo lo que sus fanáticos quieren de él es una cuarta cinta de «Birdman», el superhéroe que lo acecha.
La referencia a los días de Keaton como «Batman» es inconfundible, pero «Birdman» _ rodada en largos y fluidos planos secuencia que capturan el caótico torbellino de la vida entre bambalinas y un teatro lleno de gente luchando por su propio sentido de prepotencia _ se parece poco a Keaton, con cuyo retrato de la psicosis descontrolada de un actor parece encaminado a recibir su primera nominación a un Oscar.
Su regreso, dice, se debe a que «afinó la puntería».
«No sé si es que recuperé el interés o resolví muchas otras cosas en mi vida. De verdad no lo sé», dijo. «Simplemente pensé: ‘Voy a afinar la puntería un poco más’, como en un rifle. … Es increíble cuando uno se enfoca en las cosas que quiere y mantiene la vista en el balón, empiezas a crear o algo por el estilo».
Con el cabello corto y encanecido, Keaton es intenso en persona y al principio poco amigable. No deja de ver su teléfono al entrar a un cuarto de hotel en Manhattan. Al mencionarle que muchos lo han comparado con su personaje en «Birdman», se pone tenso: «Si yo fuera tú iría por otro camino más interesante», dice.
De muchas maneras Keaton ha pasado su carrera evitando quedar encasillado en un papel como Riggan. El actor originario de Pittsburgh, criado en una familia católica de siete hermanos, comenzó su carrera haciendo comedia. Tras su primer éxito en 1982 con «Night Shift», buscó deliberadamente evitar papeles de «jóvenes simplistas». Y cuando surgió la posibilidad de una tercera película de «Batman» para iluminar el universo de Tim Buton, simplemente se alejó.
«Él es un hombre muy seguro, no necesita que nadie lo refrende», dijo González Iñárritu, cuyas cintas «Babel» y «Amores perros» fueron nominadas al Oscar. «Para interpretar un papel como este y desnudarse espiritual, intelectual y físicamente, tienes que ser una persona muy segura de ti misma».
Keaton, quien tiene un hijo de 31 años de su matrimonio con Caroline McWilliams, pasa la mayor parte del tiempo en su rancho en Montana, pescando y cazando.
«La gente puede decir, ‘Oh, no ha estado por aquí porque nadie lo ha llamado»’, dijo González Iñárritu. «Pero no, es porque tiene una vida, tiene un rancho, tiene una familia».
Keaton le dio al director, a quien llama el «mexicano loco», el tipo de compromiso que lo distingue. Incluso no cuestionó filmar una escena en la que Riggan queda atrapado fuera del teatro durante la noche de estreno, lo que lo obliga a caminar por Times Square en ropa interior. El actor dijo que lo único que pensó fue, «qué tipo de ropa interior voy a usar».
Keaton considera la cinta de crimen de cuello blanco «The Other Guys» (2010) de Adam McKay como el comienzo de su regreso, «el primer golpe» que demostró que «todavía puedo pegar». También interpretó a un ejecutivo tipo Steve Jobs en «RoboCop» y participó en la comedia de HBO «Clear History». Próximamente actuará en el drama católico de Tom McCarthy «Spotlight».
¿Podrá mantener el ritmo?
«Honestamente no lo sé», dijo Keaton. «Estoy seguro de que haré algo que no funcionará, que será estúpido y la gente me señalará y dirá que estoy mal. Y haré una próxima y no lo harán».
AP