«Django Desencadenado» es puro Tarantino. Una historia llena de referencias, con buenas interpretaciones, un trasfondo de crítica social y política pero sobre todo, sangre y más sangre.
Con su primera película, «Reservoir dogs» (1992), Quentin Tarantino dio una bofetada de frescura a la par que de brutalidad con un cine salvaje, divertido, absolutamente incorrecto y muy bien hecho.
Han pasado 20 años y Quentin Tarantino sigue explotando una fórmula que fue puliendo con «Pulp Fiction«, las dos entregas de «Kill Bill«, «Death Proof» y, sobre todo, «Malditos bastardos«.
En esta última cinta introdujo la parodia abierta de un hecho histórico comprometido como el nazismo y el Holocausto. Lo saldó con brillantez y con una fuerte carga crítica que se filtra entre chorros de sangre.
«Django desencadenado», es un objeto de denuncia al sistema esclavista que imperó en Estados Unidos hasta el siglo XIX.
El realizador ha aderezado la promoción de la película comparando la esclavitud en EEUU y el casi exterminio de la población india con el Holocausto judío.
Una polémica que aumenta el interés por una cinta cuyo reclamo comercial es Leonardo Di Caprio, actor que realiza una estupenda interpretación en una historia protagonizada por Christoph Waltz, impecable como cazarrecompensas alemán, y Jamie Foxx, caracteriza a un esclavo liberado en busca de venganza.
Jamie Foxx es Django, un esclavo al que el Dr Schultz (Waltz) libera para que le ayude a encontrar a unos criminales a cambio de colaborar con él en la búsqueda de su mujer.
Una historia que justifica los asesinatos por doquier que cometen en el cumplimiento de su deber de búsqueda y entrega «vivos o muertos» de una serie de criminales perseguidos por la Justicia.
Bien estructurada, impecablemente rodada, con escenas divertidas, amorales y tremendas, Tarantino se repite a sí mismo con la violencia que tanto le gusta y de la que ha hecho su bandera cinematográfica.
Paredes que chorrean sangre, cabezas que estallan y algún ser humano que sale disparado tras recibir un balazo de las pistolas y rifles que proliferan y que parecen destinados a matar elefantes.
Es obvio que no es necesaria tanta sangre, aunque los fanáticos de Tarantino opinan lo contrario. Pero la duda que plantea esta película es si el realizador sería capaz de entretener y divertir si no contara con esa violencia.
«Django desencadenado», llegará a Latinoamérica precedida de éxito en Estados Unidos, tiene una banda sonora divertida y variada como suelen ser todas las de Tarantino.
Composiciones de Ennio Morricone (incluido un tema de «Dos mulas y una mujer«, 1970) o Jerry Goldsmith, canciones interpretadas por nombres como Pat Metheny, James Brown o Johnny Cash y hasta un tema compuesto por Jamie Foxx y Rick Ross.
La diversión y el entretenimiento están sin duda aseguradas. La cosecha de Oscar se aventura más difícil.
EFE