Las imágenes de las máscaras de una fiesta que celebra la visita de los muertos quizá flotaban en la cabeza de Abraham (Bram) Stoker cada 8 de noviembre, el día de su cumpleaños.
Muertos como el aristócrata transilvano salido de su imaginación, al que Bram Stoker resucitó como un vampiro, pero que el escritor creía que significaba «no muerto» en algún dialecto rumano.
La novela de terror “Drácula” fue publicada en 1897, se convirtió en una de las obras más populares del siglo pasado y que ha generado cientos de libros, obras de teatro y películas de cine, y además llevo a su creador a la inmortalidad literaria.
Además de su 165 cumpleaños, Irlanda está celebrando este año el centenario de su muerte con diversos actos, pero todavía no lo han situado a la altura de otros gigantes de las letras irlandesas como James Joyce, Samuel Beckett o Oscar Wilde.
Quizás se deba al hecho de que Bram Stoker pasó gran parte de su vida adulta en Londres, donde trabajó casi tres décadas en el Teatro Liceo, y de que su fama se deba casi exclusivamente a una solo obra.
La casa dublinesa en la que nació aún no tiene una placa que diga que ahí vivió durante su infancia el creador de una leyenda terrorífica, así como de otras 11 novelas, 3 colecciones de relatos cortos y 4 obras de no ficción.
Situado en el barrio de Fairview, al este de la capital irlandesa, el número 15 de Marino Crescent es un adosado de tres plantas y sótano de estilo georgiano, incrustado en una urbanización con forma de luna creciente.
Con vistas a la bahía de Dublín y al parque de Fairview, no es difícil imaginar el paisaje misterioso y tenebroso que el joven podía disfrutar desde su ventana en cuanto llegaban las neblinas del otoño.
Por muchos años, la casa estuvo ocupada por la familia Keegan, que se negó a identificarla con una inscripción como el lugar de nacimiento de Bram Stoker.
La casa fue puesta en venta a principio de este año con un precio inicial de 958,300 dólares, pero ni siquiera una casa, quizás encantada, que «cruje y gime por la noches«, según anunciaba la inmobiliaria, ha soportado la crisis económica que sufre Irlanda.
Entonces, el director de la Organización Internacional Bram Stoker, Denis McIntyre, mostró interés por sumar esfuerzos con el estado irlandés para hacerse con la propiedad e inyectar nueva vida a sus viejas paredes con un museo sobre el escritor.
Al final, un comprador anónimo adquirió el 15 de septiembre del presente año el Marino Crescent por 728,300 dólares, pero se desconoce, cuáles son sus planes.
En Dublín sólo existe un edificio, el número 10 de Kildare Street, en el centro de Dublín, que recuerda con una placa que Stoker pasó su juventud, aunque también pueden visitar la iglesia de Santa Ana, donde contrajo matrimonio con Florence Balcombe en 1878.
EFE
Mira el avance de «Drácula» de Bram Stoker