Omar Sharif, el actor nacido en Egipto que alcanzó el estrellato internacional en dos épicas de David Lean, «Lawrence de Arabia» y «Doctor Zhivago», falleció el viernes. Tenía 83 años.
Sharif murió de un ataque cardíaco en un hospital en El Cairo, dijo quien fue su agente por años, Steve Kenis, a The Associated Press. El actor padeció del mal de Alzheimer.
Sharif era el máximo astro del cine egipcio cuando el director David Lean lo contrató para «Lawrence de Arabia» de 1962. Pero no era la primera opción del director para el papel de Sherif Alí, el líder tribal con quien el enigmático T.E. Lawrence se une para ayudar a liderar la revuelta contra el Imperio Otomano.
Lean ya había elegido a otro actor, pero cambió de parecer porque sus ojos no eran del color apropiado. El productor del filme, Sam Spiegel, viajó a El Cairo en busca de un reemplazo y consiguió a Sharif. Tras pasar una prueba en cámara en la que demostró que podía hablar inglés con fluidez, consiguió el trabajo.
La presentación de su personaje en la película fue imponente. Primero se lo veía a lo lejos, como una mota en la arena que se arremolinaba en el desierto. Mientras se acercaba, el público vio primero su silueta en un camello galopante, que poco a poco se transformó en una apuesta figura de ojos oscuros y una sonrisa de dientes separados.
La cinta le mereció una nominación al Oscar al mejor actor de reparto y fama mundial.
Tres años después, Sharif demostró su versatilidad en el papel principal de un doctor y poeta que atraviesa acontecimientos de historia rusa que incluyen la Primera Guerra Mundial y la Revolución Bolchevique, sobreviviendo con su arte y su amor por su adorada Lara en «Doctor Zhivago».
La adaptación de Lean de la novela de Boris Pasternak tuvo un comienzo inestable en su primer estreno en Estados Unidos. La asistencia fue escasa y las reseñas fueron negativas.
Luego que MGM la retiró de los teatros y Lean reeditó el desgarbado relato, la cinta se reestrenó y se convirtió en un éxito de taquilla. Aun así, Sharif nunca pensó que llegó a ser tan buena como pudo.
«Es sentimental. Demasiada de esa música», dijo una vez en referencia a la exquisita partitura del compositor ganador del Oscar Maurice Jarre.
Aunque Sharif nunca volvió a disfrutar del mismo éxito, siguió siendo un actor solicitado durante muchos años, en parte por su capacidad de interpretar distintas nacionalidades.
Dio vida al revolucionario argentino Ernesto «Che» Guevara en «Che!», al italiano Marco Polo en «Marco Polo el magnífico» y al líder de Mongolia Genghis Khan en «Genghis Khan». Fue un oficial alemán en «La noche de los generales», un príncipe austriaco en «Mayerling» y un bandolero mexicano en «El oro de Mackenna».
También hizo del apostador judío Nick Arnstein en «Funny Girl», coestelarizada por Barbra Streisand.
La película de 1968 fue prohibida en su natal Egipto porque hacía el papel de un judío.
Como un actor de mediana edad, apareció en filmes como «La pantera rosa ataca de nuevo», «Oh Heavenly Dog», «The Baltimore Bullet» y otras que desestimó como «basura».
La sequía duró tanto que al final, comenzando a fines de los 90, Sharif comenzó a rechazar todas las ofertas que recibía para hacer cine.
«Perdí el respeto por mí mismo y la dignidad», le dijo a un reportero en el 2004. «Hasta mis nietos se estaban burlando de mí. ‘Abuelo, eso estuvo bien mal. ¿Y esta? Peor’».
En el 2003 aceptó un papel en la película francesa «Monsieur Ibraham», interpretando a un comerciante musulmán en París que adopta a un niño judío.
Por este papel ganó un premio César, el equivalente francés del Oscar, y luego apareció en «Hidalgo», un alegre western protagonizado por Viggo Mortensen. En éste hacía de un jeque del desierto que se bate a un duelo de espadas con 11 asaltantes. Su carrera se reencaminó.
Sin embargo, en el 2007 sufrió una vergüenza pública cuando presentó una declaración de nolo contendere a un cargo menor de agresión y se le ordenó que se sometiera a un curso de manejo de la ira por haberle dado un puñetazo a un aparcacoches que se negó a aceptar un pago en moneda europea.
Nacido Michael Shalhoub en Alejandría, Egipto, Sharif fue hijo de padres sirios-libaneses.
Tras trabajar tres años en la compañía maderera de su padre, alcanzó su antiguo sueño de convertirse en actor de cine, y apareciendo en casi una docena de cintas egipcias bajo el nombre de Omar el Sharif.
Su fama sólo se incrementó cuando se casó con la reina del cine de Egipto, Faten Hamama, en 1955. Tuvieron un hijo, Tarek, antes de divorciarse en 1974.
En el 2004 Sharif admitió que había tenido otro hijo, producto de una relación de una noche con una entrevistadora.
Lejos del cine, Sharif fue un jugador de bridge de primera categoría que por muchos años escribió una columna en un diario sobre bridge. Abandonó el juego en los últimos años, empero, cuando dejó las apuestas.
Había sido un prodigioso apostador, que según reportes ganó una vez un millón de dólares en un casino italiano. Tras perder un monto sustancial en un casino de París en el 2003, insultó a un croupier y se le ordenó que se fuera del lugar. Cuando se negó a hacerlo, fue echado y le propinó un cabezazo a un policía durante una pelea subsiguiente. Le impusieron una multa de 1.700 dólares y se le dio una sentencia suspendida de un mes.
Sharif pasó la mayor parte de sus últimos años en El Cairo y en el Royal Moncean Hotel en París.
«Cuando uno vive solo y no es joven, es bueno vivir en un hotel», le dijo a un reportero en el 2005. «Si te sientes solo, puedes bajar al bar. Conozco a toda la gente que trabaja aquí y que viene con regularidad. Te arreglan la habitación, y no tienes que preocuparte por nada», dijo. «Si sientes cualquier cosa, en términos de salud, puedes llamar al conserje y decirle que te llame a todas las ambulancias de París».
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Katz reportó desde Londres. El material biográfico de este despacho fue escrito por el difunto corresponsal de The Associated Press Bob Thomas.
AP